
El Biólogo caminaba nervioso a su casa pensando en el terrible virus que había dejado atrás, en la nevera del laboratorio en el que trabajaba. Nadie sabía que combinaba paralelamente su trabajo real con la creación de este mortífero y microscópico monstruo, al que él solía llamar con orgullo: Roca. Le nombró así por lo fuerte e indestructible que podía llegar a ser si los ensayos de mañana salían como esperaba. Un día más y su trabajo estaría terminado.
Sintió nostalgia por su madre, que perecería junto a la mayoría de los seres vivos de esa ciudad. Y de pronto, de la nada, le surgió una terrible duda existencial: ¿Las cucarachas serían capaces de sobrevivir? Como dicen que se sobreponen a todo, incluidas bombas nucleares. Ná, pero a su Roca no podrían sobrevivir, a fin de cuentas, ellas necesitan respirar tanto como el resto de los seres vivos.
Absorto así, en sus pensamientos sobre la supervivencia, se despista y cruza sin fijarse en la guagua gigantesca que venía subiendo la loma repleta de personas. Recibe un fuerte golpe en la cabeza y se apaga inmediatamente, dejando de existir en este mundo. Los pasajeros gritan horrorizados, el chofer no se mueve, se encuentra en shock y todos lamentan con mucho pesar lo sucedido, sin saber que acababan de salvarle la vida a la humanidad.
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Comentarios
Me gusta mucho la historia, no me esperaba el final...!